Leticia Martínez analiza su incursión en los concursos de belleza
¿Cómo surgió la idea de presentarte a este certamen?
Una amiga me comentó la existencia de estos concursos y que yo encajaba en ese perfil. Me animé a realizar el casting on line y me seleccionaron, pero entonces me entraron muchas dudas porque era algo muy ajeno a mí. Finalmente me decidí y ya fui lanzada. Sobre todo, lo hice porque yo sufrí un trastorno alimenticio y, ahora que me encuentro bien, quiero lanzar un mensaje a las mujeres de que de todo se sale y de que llevar un estilo de vida saludable es fundamental. También me decidí porque en el certamen había un foro sobre violencia de género, algo que yo también he sufrido, y pensé que si mi ponencia podía ayudar a alguna mujer, merecía la pena.
Nunca antes habías participado en un evento de este tipo, ¿cómo fue la experiencia?
Soy una persona muy sencilla, que me preparo poco y, sorprendentemente, he disfrutado mucho con los preparativos de los vestidos, me sentí como una reina. Una vez allí, la experiencia fue increíble, es algo que recordaré con un cariño especial. He conocido mujeres extraordinarias y he disfrutado muchísimo de esos días. En la gala sí que tuve nervios porque no había estado nunca ante tanto público, pero después, con los premios, no cabía en mí de emoción. Lo he vivido como un pequeño sueño a mis 41 años y he descubierto algo que nunca pensé que me iba a gustar.
¿Qué vestidos elegiste para el certamen?
Llevé uno de cóctel blanco de una amiga diseñadora de Bilbao, sencillo pero que lo dice todo; el traje regional de sardinera, ya que no hay nada que lleve con más emoción que el traje de mi pueblo; y un vestido de gala, que lo cogí en Santurtzi, también muy sencillo pero con elegancia.
Además, conseguiste varios reconocimientos.
No lo esperaba para nada. Al principio se notaba mi inseguridad, iba demasiado deprisa en la pasarela y me traicionaron los nervios. Pero al final me dieron la Banda del Cuerpo Fitness, la Banda de Famous y también la Banda Dorada y la Corona a Miss Classic Spain.
¿Qué importancia le das a un concurso de este tipo que trata de huir de los cánones de belleza convencionales?
Después de haberlo vivido, creo que es una experiencia que todas las mujeres nos deberíamos regalar. Da un gran chute de autoestima y sirve para compartir experiencias, además de darnos cuenta de que no hay que ser 90-60-90 para brillar. Esto es algo muy importante, no sólo para mujeres mayores de 30 años, sino para chicas de 20, que se den cuenta de que las curvas existen y también expresan. Por suerte, hoy en día, los cánones de belleza están cambiando.
La experiencia no acaba aquí, ya que el éxito en el certamen propiciará que acudas también a la edición internacional.
Sí, será en Bulgaria, probablemente en enero. Tendré que dar clases de pasarela, protocolo y demás, porque esto ya son palabras mayores. Quienes me conocen empezarán verme más con tacones (risas), ya que tengo que aprender a llevarlos y a desfilar mejor. También tengo que buscar un sponsor y patrocinios. Se avecina un camino nuevo, un reto que asumo con toda la ilusión posible y con la idea de dar lo mejor de mí.