“Cada vez que acabo uno de mis murales peso cuatro kilos menos”
Santurtzi cuenta con cuatro grandes murales pintados por ti, ¿qué historia hay detrás de cada uno de ellos?
Cada mural tiene su propia historia y complejidad. ‘Bogadores’ me dio visibilidad en Santurtzi, pusieron su confianza en mí pese a que nunca había trabajado la técnica del trencadís (cerámica rota). El hecho de trabajar con un equipo y hacerles ver mi visión, fue muy importante para llevar a cabo esta tarea y el trabajar a contrarreloj, con lluvias constantes que ralentizaban el trabajo, y el subir y bajar de las mareas, fue un verdadero dolor de cabeza. Todo ello hace de ‘Bogadores’ el mural más especial para mí. En ‘Rederas’ el reto era realizar un trabajo más sutil, más elegante y con la dificultad de los rostros femeninos, cuyos rasgos han de ser más delicados. Con una técnica tan dura como el trencadís, exigía un mayor esfuerzo. Respecto a la subida a Bañales, fue una sorpresa ver cómo la gente se creía que los azulejos eran de verdad, cuando en realidad estaban hechos a pincel y pintura. Y en ‘Tributo a Eskorbuto’, la intención primera era dar forma al espíritu de la banda, que la gente que pidió este mural se sintiera identificada con él. El día de la inauguración pude sentir que había hecho bien mi trabajo.
¿Qué supone para ti que estas creaciones tuyas decoren tu propio pueblo?
Si me lo hubieras preguntado hace 14 años, empezando a pintar profesionalmente, haciendo retratos en el Guggenheim, sentiría incredulidad. Ahora veo que la gente respeta mi trabajo y que estos murales me han dado visibilidad como artista. No puedo estar más agradecido.
¿Notas una buena acogida de tus obras entre los vecinos?
La gente de Santurtzi hace suyos estos murales y eso es el mayor piropo que pueden decirme.
¿Cómo es el proceso creativo y técnico que utilizas?
Es un proceso largo en el estudio, de dudas y quebraderos de cabeza. Los lugares hablan, cuentan historias o necesitan contarlas. Yo interpreto su historia y sus necesidades y las plasmo en papel. Esto puede llevar mucho tiempo: investigación de materiales, textura, tono, brillo, su resistencia a los agentes atmosféricos, etc. Y después de esto viene el trabajo físico, a pie de obra. Aunque lo tengas todo muy bien pensado, la toma de decisiones y de afrontar riesgos te lleva un desgaste físico y psíquico muy fuerte. Cada vez que acabo uno de mis murales peso cuatro kilos menos.
¿En qué consideras que destacas como artista?
¡En que me meto en todos los ‘saraos’ que me proponen!
¿Qué proyectos tienes previstos próximamente?
Estoy trabajando en un mural en Sopelana, esta vez con pintura. Un proyecto precioso y grande, de casi 300 m2. En Santurtzi se pueden seguir realizando proyectos y hay uno en concreto que llevo esperando mucho tiempo para que siga su continuación o su unión.
¿Qué otros murales fuera de Santurtzi has realizado?
He realizado otros, en colaboración con varios artistas, en Erandio, Zamudio, Bilbao y Medina de Pomar, y también una intervención urbana en Toulosse (Francia).
Además de murales, realizas pintura de estudio, ¿con qué disciplina disfrutas más?
Desde los seis años, la pintura ha formado parte de mi vida. El dibujo, el carboncillo, el óleo y últimamente el acrílico, me permiten expresarme con mayor facilidad. La pintura en tinta negra, método tradicional japonés, me ha abierto nuevos caminos. Pintar es pura investigación.