Santurtzi amaneció con un denso manto de nieve
Aunque nadie apostó por ello, esta vez sí, las predicciones meteorológicas acertaron de lleno. Mientras Santurtzi se despertaba una fina pero intensa y continua capa de nieve comenzó a cubrir no solo los coches o barandillas, objetos imanes para los copos de nieve, sino las propias calles, plazas y parques. Hacía más de treinta años que la nieve no visitaba el propio puerto costero, al margen de alguna que otra nevada puntual para cubrir de blanco la cima del Serantes.
Fueron unas primeras horas de incertidumbre, de saber si coger el coche o no, de retrasos en el metro, de búsqueda de cadenas para las ruedas y de llamadas al trabajo o a los colegios para saber si las empresas o las puertas de los centros abrían. Los más madrugadores consiguieron fotografías únicas, de los barcos pesqueros cubiertos de nieve, el paseo de la virgen sin una sola pisada o las ramas de los árboles cubiertas de nieve cual pinceladas de pincel fino.
Pero a medida que pasaban las horas los centros escolares, no todos, pero sí una gran mayoría, anunciaban el cierre de sus puertas. El bloqueo de los túneles del Serantes, el parón en Bizkaibus y el retraso de trenes y metros hizo que muchos aplazasen su hora de entrada.
El flujo de vecinos, jóvenes e incluso mascotas se fue intensificando a lo largo de la mañana. Donde antes se extendía una fina capa blanca, aparecían muñecos de nieve y restos de guerras de bolas. Con unas calles desiertas, el espacio para el peatón se multiplicó por diez y los móviles no pararon en todo el día de retratar estampas invernales batiendo todos los récords en el número de disparos. A media mañana, con la subida de las temperaturas y el consumo de nieve para hacer bolas, la tranquilidad se fue adueñando de unos municipios que vivieron una jornada histórica.