Una nueva escultura homenajea a los niños exiliados durante la Guerra Civil
Fue inaugurada hace unas semanas en el puerto pesquero, en un acto de homenaje realizado por Ayuntamiento y Gobierno vasco y que contó con protagonistas y familiares de aquella evacuación
Santurtzi llevó a cabo el pasado 18 de noviembre un acto de conmemoración del 85 aniversario de la evacuación de niños vascos hacia el exilio. Un acto pequeño pero emotivo que estuvo presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu, la alcaldesa de Santurtzi, Aintzane Urkijo, y un gran número de esos niños que hace 85 años se subieron a aquellos barcos dejando a su familia atrás.
Durante el acto intervinieron dos ‘niñas de la guerra’, Bitori y Flori, que recordaron sus vivencias y, además, agradecieron el reconocimiento realizado en por el Consistorio y el Gobierno Vasco. La alcaldesa de Santurtzi, que abrió el evento, durante su intervención expresó que “nuestro puerto fue testigo hace 85 años de cómo muchas familias tuvieron que separarse para enviar a sus hijos e hijas a destinos como Francia, Reino Unido, Rusia o Bélgica. Muchos de ellos y ellas estáis hoy aquí y nos hacéis revivir lo que fue aquello, algo que a algunos y algunas aún os queda en el recuerdo y que, precisamente por ello, debemos recordarlo. Porque es nuestra historia la que nos hace ser como somos. Porque lo que no se cuenta, no existe; y vuestra historia existió”.
Por su parte, el lehendakari señaló que “queremos hacer extensivo este homenaje también a quienes os acompañaron. A maestras y andereños, sacerdotes y religiosas, personal auxiliar del Gobierno Vasco, médicos y enfermeras. Dieron un ejemplo de servicio a la más justa y bella de las causas: salvar la vida de los niños y niñas de su país. Euskadi no ha olvidado y nunca olvidará vuestro gesto de humanidad y vuestra solidaridad para con nuestros niños y niñas. Forman parte de nuestra memoria colectiva”.
Tras el acto, se descubrió una nueva escultura que se sitúa en el puerto pesquero de Santurtzi y que simboliza a un niño y a una niña con una maleta, esperando a uno de esos barcos que les sacó del horror de la guerra.